Hace exactamente una semana comencé el curso "Lengua y Comunicación" del programa de Formación de Profesores del Instituto Cervantes.
En estos primeros días hemos realizado ejercicios individuales y actividades en grupo relacionados con el uso del lenguaje, la comunicación y el entorno y cultura donde cada uno nos movemos, y que marcan especialmente nuestra forma de interactuar con los demás.
En el trabajo que hemos realizado durante estos días sobre los esquemas mentales presentes entre los interlocutores hemos dado cuenta de lo complejo que puede resultar alcanzar una comunicación efectiva. No sólo se trata de dominar el código lingüístico, la lengua, el idioma, sino hacerse cargo también de los contenidos no lingüísticos que nos pueden describir la intencionalidad del acto de comunicar.
Con lo cual tenemos algunas premisas que no debemos olvidar:
I. No todos los hablantes de una lengua pertenecen a una misma comunidad, desde el punto de vista socio-cultural.
II. Conocer bien la gramática de una lengua no es suficiente para saber utilizar esa lengua.
III. Para utilizar bien la lengua dentro de una comunidad hay que prestar atención no sólo a la gramática, sino también a las normas de uso.
IV. El profesor debería tener en cuenta dónde, con quién y para qué va a utilizar la lengua el alumno.
V. Las representaciones mentales compartidas por una comunidad dan lugar a normas de uso y a expectativas de comportamiento.
VI. No respetar las normas de uso de una comunidad puede hacer que la comunicación fracase.
Aparte de estas ideas expuestas en las actividades interactivas, me interesan algunos otros aspectos a propósito de un comentario que hizo una de mis compañeras en el chat del Módulo I. Se refería a la responsabilidad del hablante en cuanto a no perder de vista los esquemas mentales que podrían estar presentes en el oyente, pero llamaba la atención sobre la responsabilidad que también tiene de interpretar lo que se le quiere comunicar. Me llama la atención porque en los estudios de teoría de la comunicación de décadas pasadas se insistía en el papel del hablante pero no tanto de una RESPONSABILIDAD del oyente.
Igualmente, y asociado a lo expuesto arriba, el concepto de inferencia a partir de esa responsabilidad comunicativa, si se podría llamar de alguna manera, adquiere dimensiones complejas y con múltiples adecuaciones a las culturas y a las lenguas del mundo. En el aula de ELE se formaría un universo en el que la responsabilidad compartida se debe potenciar. Mi pregunta está orientada a la adecuación de la didáctica a esta complejidad. Asistiríamos a un micromundo donde los esquemas mentales se retroalimentan constantemente.
Las propias costumbres y valores más los "impuestos" por la sociedad, configuran nuestras ideas de poder, confianza, saber, cortesía, distancia, respeto, gratitud, maldad, verdad, bondad...podríamos seguir nombrando conceptos que configuran nuestras relaciones con los demás...y el entendimiento mutuo.
Hola, Mirka:
ResponderEliminarMe gustan mucho tus reflexiones; están muy bien orientadas. Y el resumen de conceptos también está bien.
Espero que, al terminar el curso, hayas encontrado respuestas a tu pregunta sobre la adecuación de todas estas cosas al mundo de la didáctica. Ya me dirás.
Un saludo y a seguir,
José
Muchas gracias, José. La verdad es que lo estoy disfrutando y, sobre todo, aprendiendo.
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